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Arritmia

Una arritmia es una anomalía en el ritmo del corazón, que es como su reloj interno. El corazón tiene dos momentos importantes: cuando se relaja y se llena de sangre, se llama diástole, y cuando se contrae y envía la sangre al resto del cuerpo, se llama sístole. Estas dos fases en conjunto marcan el flujo de sangre y la presión arterial. El ritmo marca los latidos por minuto.  Estos parámetros son cruciales para que nuestro corazón funcione correctamente y mantenga nuestra salud cardiovascular en buen estado.

Cuando se produce una arritmia, el ritmo natural del corazón se desordena, y esto puede manifestarse de diferentes maneras, como latidos rápidos, latidos lentos o incluso latidos irregulares. Estas variaciones en el ritmo cardíaco pueden interferir con la capacidad del corazón para bombear sangre de manera eficiente a través de nuestro cuerpo, lo que puede tener consecuencias serias para nuestra salud.

Las causas de las arritmias pueden ser diversas, desde problemas con las “cables eléctricos” del corazón, daños en el tejido cardíaco, enfermedades cardíacas preexistentes, desequilibrios de ciertos minerales en nuestro cuerpo, hasta el consumo de sustancias estimulantes o ciertos medicamentos.

Además, situaciones de estrés, ansiedad o un consumo excesivo de alcohol o cafeína pueden contribuir al desarrollo de estas alteraciones en el ritmo del corazón.

Es importante saber que algunas arritmias pueden ser asintomáticas o leves, y en ocasiones, desaparecer sin intervención. Sin embargo, en otros casos, pueden causar síntomas como palpitaciones (sentir los latidos del corazón), mareos, debilidad, fatiga o incluso desmayos. En situaciones más graves, las arritmias pueden aumentar el riesgo de complicaciones serias, como accidentes cerebrovasculares o insuficiencia cardíaca.

Para un adecuado manejo de las arritmias, es fundamental realizar un diagnóstico temprano. Para ello, se pueden utilizar diferentes métodos, como el electrocardiograma, un examen sencillo que registra la actividad eléctrica del corazón. También pueden realizarse otras pruebas como el monitoreo Holter, pruebas de esfuerzo o estudios electrofisiológicos para obtener más información sobre el ritmo cardiaco.

El tratamiento de las arritmias puede variar desde cambios en el estilo de vida, como llevar una dieta saludable, realizar ejercicio regularmente y evitar el consumo excesivo de ciertas sustancias, hasta el uso de medicamentos específicos para controlar el ritmo cardíaco. En casos más complejos, pueden ser necesarios procedimientos invasivos como la ablación con catéter o incluso la colocación de dispositivos como marcapasos o desfibriladores para regular el ritmo del corazón.

En resumen, una arritmia es una alteración del ritmo cardiaco que puede tener diferentes causas y síntomas. Es importante estar atentos a cualquier señal preocupante y buscar atención médica a tiempo para recibir un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado, lo cual es clave para proteger nuestra salud cardíaca.

 

 

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